Érase una vez una niña que amaba el arte y los animales.
Pasó todos los días dibujando, pintando y escribiendo libros sobre ellos. Un día, mientras dibujaba un zorro, recibió una gran sorpresa. —Estoy cansado de sentarme aquí mientras me dibujas— dijo el zorro. —Quiero ser el artista por una vez.
La chica estuvo de acuerdo, —Sólo por esta vez.— El zorro reunió a todos sus amigos animales y juntos comenzaron a trabajar en su retrato. Pero como los animales no estaban acostumbrados a ser artistas, no se ponían de acuerdo en colores, ni materiales, ni siquiera en el tamaño de los ojos de la niña (—¡mucho más grandes, como pelotas de golf!— decía el búho). Y por eso, hasta el día de hoy, la niña permanece atrapada en el marco, esperando ansiosamente que los animales terminen su retrato. Por favor envíen ayuda.
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